Lic. María Carolina Baulo
Historiadora del Arte, Curadora, Escritora
Art Historian, Curator, Writer
2012
Martorell Art &People
Junio 2012
Curaduría: María Carolina Baulo
Históricamente, los mitos y las profecías han ocupado un lugar relevante en la vida de los seres humanos. Lo profético y lo mítico, por definición, nos hablan de relatos que tienen que ver o con dones sobrenaturales, mensajes de Dios que reciben algunos pocos elegidos o bien con historias sobre acontecimientos de seres extraordinarios como los dioses, personajes de fantasía o semi-dioses. Sin embargo, el pensamiento mágico ha dejado de ser excluyente hace ya varios siglos cuando la Ilustración y su lucha por sacar a la humanidad de las tinieblas hicieron que la supremacía de la razón intentara arrasar con todo lo que se le interpusiera en su camino. Aun bajo estas circunstancias, el hombre no ha podido desvincularse por completo de aquello en lo que cree. Las creencias relacionadas con la fe, con el campo de la religión o lo mítico, tienen raíces milenarias las cuales arraigan y condicionan muchas de las actuales conductas, aun cuando no reparemos en ello.
La muestra 2012 nos propone acercarnos a cinco interpretaciones sobre todo el imaginario que sobrevuela la idea del fin del mundo. Las aproximaciones son contrastantes, sin vínculo ideológico ni estético entre ellas pero todas atravesadas por la premisa de dar forma a esos saberes populares que se fueron transmitiendo de boca en boca – con la gran ayuda de la explosión mediática a partir del siglo XX cuya apoteosis se da actualmente en el siglo XXI – tanto para dar esperanza, augurar nuevos horizontes y aperturas dándoles la bienvenida, como para causar pánico y caos en las mentes más atentas a los pensamientos apocalípticos. Apocalipsis que nos remite al concepto de “revelación” pero cuya ambigua interpretación nos enseñó a pensarlo en términos desgraciados. Similar suerte corren la crisis que nos vinculan con los cambios y cambiar nos estimula porque nos recuerda que estamos vivos.
La obra del escultor Hernán Dompé no necesita presentación alguna, los años de trayectoria impecable y una producción que se destaca por su imponencia tanto física como simbólica, hablan por sí solos. En esta oportunidad, Dompé es acompañado por cuatro talentosos jóvenes artistas, presentando un total de cinco propuestas con esculturas donde cada uno plasma una visión e interpretación de aquello que el 2012 y su meta-texto circundante, les inspira. Ana Borzone se vincula con geometrías astrales, cuerpos celestes de apariencia perfecta que se precipitan a la Tierra. Sofía Donovan y Manuel de Francesco nos hablan de visiones esperanzadoras donde la vida busca fluir a como de lugar: la presencia humana que renace de las cenizas y la vida animal y vegetal que se expresa en una explosión de formas y colores en medio del caos, diríamos, primigenio. Pablo Dompé nos acerca la presencia de lo desconocido: bio formas orgánicas que no logramos reconocer, una suerte de mutantes a los cuales no podemos aún calificar porque están, justamente, cobrando forma. El desconcierto que asusta y atrae al mismo tiempo. Y como padre protector, el conjunto de obras de Hernán Dompé enmarca la muestra, contiene al resto y los fundamenta con esas enormes estructuras que parecieran ajenas a esta Tierra, visiones de otros mundos que nos contemplan bien plantados y nos interpelan sobre ese Apocalipsis que nos enfrenta a la encrucijada de cómo seguir adelante y cómo recibir esos cambios que nos desafían.
2012 es una metáfora. El hombre no ha dejado de crear historias que intenten dar coherencia y respuestas a su existencia. Podemos elegir tomar cada nueva etapa como un cataclismo o podemos elegir ser protagonistas del mejor año de nuestras vidas; el comienzo del resto de nuestras vidas. Los artistas de esta muestra, nos acercan obras donde vemos plasmada la confianza en el renacer de la vida: más allá de cualquier profecía, la vida prevalecerá en distintas formas. Y mientras exista esa pulsión, mientras Eros supere a Tánatos, las esperanzas se multiplicarán y todos los 2012 por venir que le toquen a la humanidad, seguirán siendo una invitación a redoblar la apuesta y hacer de nuestras vidas la crisis más interesante jamás pensada.