Lic. María Carolina Baulo
Historiadora del Arte, Curadora, Escritora
Art Historian, Curator, Writer
Iconografía abstracta
PASAJE 865
Octubre-Noviembre 2024
Curaduría: María Carolina Baulo
Según la Real Academia Española, la iconografía es un “conjunto de imágenes, retratos o representaciones plásticas, especialmente de un mismo tema o con características comunes”. Esto quiere decir que, bajo ese nombre, se agrupan colectivos de figuras y formas -por lo general claramente figurativas, habilitando su reconocimiento y vinculación con una temática afín- que podemos reconocer y, quizás, asignar un significado. El análisis de dicho corpus de imágenes, su interpretación y atribución de valor simbólico, es campo del estudio iconológico.
Iconografía abstracta, ya desde el título, propone al espectador una nueva aproximación a la relación que establecemos con las imágenes y a esa asignación de sentido. Porque desde el momento en que el arte moderno conquista la escena del arte mundial, ignorar la importancia conceptual de la abstracción y de su relato no figurativo, resulta una estrategia obsoleta que no resiste defensa. En este trabajo que se presenta en conjunto de las artistas Carolina Di Paola y Laura Dalton, se logra combinar dos abordajes de las obras donde cada uno conserva un carácter propio, distintivo y reconocible dentro de su estilo y estética, nunca se muestran simbióticas y sin embargo, conviven en el espacio determinando un habitar común, donde se interrelacionan sin invadirse y, muy destacable, ambas obras reciben amorosamente la presencia del otro. Creo que aquí radica una de las claves de la armonía de la propuesta: las artistas conocen perfectamente su oficio y la materialidad que trabajan, confían en su hacer, por lo cual pueden expresar su arte en sintonía con el otro, logrando ser ambas singulares en lo colectivo.
La monocromía, el papel y la tela, el plano y la tridimensión, la línea. Excelentes exponentes ellas del manejo del dibujo en su amplio abanico de posibilidades, Di Paola y Dalton presionan los límites de los soportes plásticos, hacen que la línea negra cobre volumen y rompa el plano, envolviendo al espectador en un sitio específico que lo integra a un recorrido plagado de propuestas donde la destreza gráfica que poseen, se destaca. Hay piezas que se recortan singulares, pero hay otras que se entrelazan y no reconocen fronteras; el espacio que se transita con el cuerpo, lo hace simultáneamente con una mirada, la cual experimenta un sube y baja circular que toma desde el piso hasta lo más alto de las paredes, proponiendo una expansión del arco sensible.
Iconografía abstracta, en un juego de palabras, invita al observador a atravesar un portal donde las obras dibujan un bosque en blanco y negro, un bosque con espacios a veces difíciles de transitar y otros donde el sendero se asoma para facilitar el avance. Pero donde yo puedo ver un bosque metafórico, otro espectador puede ver, en esa abstracción, un relato tan distinto como íntimo y que no es necesario explicar sino sentir. Se revelan entonces múltiples significados en la obra. Será tarea de cada uno averiguar qué representan o tal vez, dejar que esa incertidumbre nos abrace y satisfaga por el simple hecho de hacerlo.