Lic. María Carolina Baulo
Historiadora del Arte, Curadora, Escritora
Art Historian, Curator, Writer
La Mirada de Diana
UNGALLERY
Marzo 2021
Exposición Virtual
https://www.ungallery.com.ar/lamiradadediana
Curaduría: María Carolina Baulo
(English Below)
Diosa protectora de la naturaleza según la mitología romana, Diana es ante todo una de las representantes de un panteón de dioses donde la figura femenina se recorta imponente, empoderada de atributos de carácter masculino como su fuerza incomparable y su aptitud física especialmente aplicada a las habilidades para la caza. Regente de un mundo salvaje, la naturaleza –incluyendo la influencia de los cambios lunares- es la primera aliada de este ser portador de belleza, poesía, gracia y la solemnidad de la castidad, aunque claramente cuestionada. Desplazados a la contemporaneidad, todos ellos atributos que podemos sentirlos hacer eco en la miradas femeninas que se destacan cada vez con mayor solidez, integridad y contundencia, en un mundo que empieza a recibirlas no sin desconfianza y marcado recelo.
El arte siempre ha marcado un rumbo disruptivo, alternativo dentro de la idiosincrasia de las culturas. Y en los tiempos que vivimos, en un siglo XXI donde todas las certidumbres parecen haber entrado en jaque y donde la supremacía de la naturaleza demanda atención a sus reclamos, no me extraña que sean muchas las artistas que desde su saber, espacio de acción y resistencia, busquen hacer evidente un inconsciente colectivo que ha dejado el estado de latencia para pasar a la práctica organizada. Las obras de las fotógrafas Silvana Muscio, Lena Szankay y Tatiana Parcero le acercan al espectador un marco de referencia de una actualidad que convoca intereses afines a sus producciones individuales pero también las hace representantes de una búsqueda reflexiva que pone el acento sobre los cuerpos, la mirada femenina, el entorno sociocultural que condiciona –cuando no determina-, el paisaje y la naturaleza que nos trasciende.
Silvana Muscio asume una actitud contemplativa dinámica, disparando su cámara sobre aquello que moviliza una emoción genuina, intuitiva, sin filtro desde lo racional. Instantáneas de un mundo concreto y real que la rodea, cronista de sus recorridos cotidianos sin programa previo a la acción, sus imágenes son retrato –tanto fotográfica como pictóricamente hablando gracias a sus intervenciones con óleos y acrílicos- de una naturaleza sublime en su simpleza, abrumadora, inaprensible y aun así, acogedora. Cercana a una estética que maneja de manera impecable los claroscuros y lleva al espectador a los límites de la abstracción, sus obras estimulan los ánimos del observador, creando atmósferas misteriosas de una belleza inquietante. El paisaje como espacio común entre las especies para desarrollar sus vidas, como territorio que se transforma y en cada mínimo cambio altera sustancialmente todo. Su serie Reversible nos propone ese punto de vista donde la naturaleza invierte especularmente la mirada sobre los seres humanos, donde pone de manifiesto su reinado devolviéndonos en cada imagen, el reflejo de una existencia interior que hace eco en el afuera, evidenciando la unicidad del fluir vital.
En clave afín resuena la obra de Tatiana Parcero para quien el cuerpo y la naturaleza son una síntesis: allí se dan cita todas las metáforas, es el campo de batalla de cada vínculo establecido entre lo público y lo privado. Identidad, memoria, tiempo y espacio, un diálogo exhaustivo a través de imágenes que cuestionan relaciones entre el ser humano y los recursos naturales, así como las voces feministas que emergen de las sombras, especialmente desde su perspectiva Latinoamérica. Toda su obra en general busca integrar paisajes con el cuerpo femenino, postulando su cuerpo en primera persona. Atravesadas con iconografía antigua, referencias arqueológicas, huesos, sus fotografías, en su elegante yuxtaposición, integran, unen, establecen comuniones poéticas y destacan un llamado de atención sobre las conductas humanas en relación con la madre tierra. Trabajos recientes como Consciousness Terra y Gualanday, exponen de manera contundente este alegato: el cuerpo en la naturaleza combinado con imágenes de plantas medicinales autóctonas de México y Argentina –sus dos tierras amadas- y material de archivo – fotografías inéditas pre pandemia que cobran en esta instancia un nuevo significado-, conforman una crónica que recorre escenarios del pasado y del presente, advirtiendo a todas luces sobre un futuro que dependerá del hombre hacer de él, un relato apocalíptico o esperanzador.
Y la naturaleza claramente se extiende al plano urbano. Con una mirada focalizada en intereses interculturales, pensando el arte en sintonía con el diseño y la sociología, Lena Szankay hace el ejercicio de la observancia del entorno y la apuesta de poner el cuerpo en cuestión como hilo conductor de un punto de vista crítico sobre las construcciones culturales heredadas, dando por resultado series donde el mundo en su totalidad, se percibe como una gran puesta en escena. Paisajes Suspendidos da cuenta de un vínculo que la artista señala: la aparente naturalidad del paisaje y la creciente “virtualidad” del sujeto, construyendo nuevas relaciones en imágenes que gravitan entre la textura materica de lo pictórico y lo intangible de la tecnología, creando paisajes inéditos de una naturaleza ausente. Así como Los Cielos Del Deseo, serie que se apropia de una terraza como espacio de resistencia, vivo, para conectar el adentro y el afuera en medio de una ciudad encerrada –Buenos Aires, marzo 2020 en plena cuarentena por el Covid 19-, donde el tiempo dejó de ser el conocido para establecer nuevas leyes y funciones, desconocidas para todo ser humano, teniendo que aprender a decodificarlas y asimilarlas como propias para encontrar cierta coherencia en medio del desconcierto absoluto.
No es este el lugar para hablar de cada serie o trabajo de estas mujeres artistas, poseedoras de una mirada inquisitiva, curiosa, inquieta, que no deja de generar interrogantes en el espectador que se detiene frente a sus obras. Pero es quizás el lugar para destacar una labor sustentada en la reflexión, la incansable observancia del entorno y de sí mismas, la apuesta permanente a repensar los espacios comunes, a someter sus propios cuerpos al ejercicio de la lucha y como campo de batalla, principalmente desde un lenguaje alternativo a la palabra cuyo impacto no es solamente intelectual sino emocional, visceral y físico como es el arte. Tienen en su haber un recorrido exquisito, experiencias vividas que al combinarse con sus estéticas características, las recortan como portadoras de una voz, una identidad y un saber decir que conmueve por su belleza conceptual y material. Dignas representantes de una legión ancestral de mujeres creativas, luchadoras, que se reconocen parte de un colectivo y desde allí dentro – no desde los márgenes, no desde el ojo observador sino como parte de aquello que es observado- capturan en imágenes fragmentos de esas miradas que dejan su huella, evidencia de un aquí y ahora que nos define como especie.
Diana's Gaze
Goddess protector of nature according to Roman mythology, Diana is above all one of the representatives of a pantheon of gods where the female figure stands out imposingly, empowered by attributes of masculine character such as her incomparable strength and her physical aptitude especially applied to abilities for hunting. Ruler of a wild world, nature -including the influence of lunar changes- is the first ally of this being who is the bearer of beauty, poetry, grace and the solemnity of chastity, although clearly questioned. Displaced to the contemporaneity, all of them attributes that we can feel echo in the feminine looks that stand out with greater strength, integrity and forcefulness, in a world that begins to receive them not without distrust and marked suspicion.
Art has always marked a disruptive, alternative course within the idiosyncrasy of cultures. And in the times we live in, in a 21st century where all certainties seem to have come into check and where the supremacy of nature demands attention to its claims, it does not surprise me that there are many artists who from their knowledge, space of action and resistance, seek to make evident a collective unconscious that has left the state of latency to move on to organized practice. The works of the photographers Silvana Muscio, Lena Szankay and Tatiana Parcero bring the viewer closer to a frame of reference of a present time that summons interests related to their individual productions but also makes them representatives of a reflective search that places the accent on bodies, feminine gaze, the sociocultural environment that conditions –when it does not determine-, the landscape and nature that transcends us.
Silvana Muscio assumes a dynamic contemplative attitude, shooting her camera on what mobilizes a genuine, intuitive emotion, without a rational filter. Snapshots of a concrete and real world that surrounds her, a chronicler of her daily journeys without a program prior to the action, her images are portraits - both photographic and pictorially speaking thanks to her interventions with oils and acrylics - of a sublime nature in its simplicity, overwhelming, elusive, yet welcoming. Close to an aesthetic that flawlessly handles chiaroscuro and takes the viewer to the limits of abstraction, her works stimulate the viewer's spirits, creating mysterious atmospheres of haunting beauty. The landscape as a common space between the species to develop their lives, as a territory that is transformed and with each minimum change substantially alters everything. Her Reversible series proposes us that point of view where nature speculately reverses its gaze on human beings, where it reveals its reign, returning us in each image, the reflection of an inner existence that echoes outside, evidencing the uniqueness of the vital flow.
The work of Tatiana Parcero resonates in a related key for whom the body and nature are a synthesis: there all metaphors come together; it is the battlefield of each link established between the public and the private. Identity, memory, time and space, an exhaustive dialogue through images that question relationships between human beings and natural resources, as well as the feminist voices that emerges from the shadows, especially from their Latin American perspective. All her work in general seeks to integrate landscapes with the female body, postulating her body in the first person. Crossed with ancient iconography, archaeological references, bones, her photographs, in their elegant juxtaposition, integrate, unite, establish poetic communions and highlight a call for attention on human behavior in relation to mother earth. Recent works such as Consciousness Terra and Gualanday forcefully expose this allegation: the body in nature combined with images of indigenous medicinal plants of Mexico and Argentina - her two beloved lands - and archive material - unpublished pre-pandemic photographs that gain in this instance a new meaning-, make up a chronicle that runs through scenarios of the past and present, clearly warning about a future that will depend on man to make an apocalyptic or hopeful story of it.
And nature clearly extends to the urban plane. With a look focused on intercultural interests, thinking about art in tune with design and sociology, Lena Szankay makes the exercise of observing the environment and the commitment to put the body in question as the guiding thread of a critical point of view on the inherited cultural constructions, resulting in series where the world as a whole is perceived as a great staging. Paisajes Suspendidos shows a link that the artist points out: the apparent naturalness of the landscape and the growing "virtuality" of the subject, building new relationships in images that gravitate between the material texture of the pictorial and the intangible of technology, creating unpublished landscapes of an absent nature. As well as Los Cielos Del Deseo, a series that appropriates a terrace as a space of resistance, alive, to connect the inside and the outside in the middle of a locked down city -Buenos Aires, March 2020 in full quarantine by Covid 19-, where time ceased to be known to establish new laws and functions, unknown to all human beings, having to learn to decode and assimilate them as their own to find a certain coherence in the midst of absolute confusion.
This is not the place to talk about each series or work of these women artists, possessing an inquisitive, curious, restless gaze that does not stop generating questions in the viewer who stops in front of their works. But it is perhaps the place to highlight a work supported by reflection, the tireless observance of the environment and of themselves, the permanent commitment to rethink common spaces, to submit their own bodies to the exercise of struggle and as a battlefield, mainly from an alternative language to the word whose impact is not only intellectual but emotional, visceral and physical as is art. They have to their credit an exquisite journey, lived experiences that when combined with their aesthetic characteristics, highlights them as bearers of a voice, an identity and a know how to say that moves because of their conceptual and material beauty. Worthy representatives of an ancestral legion of creative women, fighters, who recognize themselves as part of a collective and from there inside - not from the margins, not from the observing eye but as part of what is observed - they capture fragments of those gazes in images that leave their trace, evidence of a here and now that defines us as a species.