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Mares del Cielo y Espejismos

Martorell Art &People

Febrero 2012

Curaduría: María Carolina Baulo

SIENNE BRULEE 70x50 grafito y lapiz colo

Cuando pensamos en la obra de Javier Mazzeo, automáticamente la memoria nos remite a sus fotografías. Sin embargo su producción no se agota en el campo de la fotografía analógica o digital sino que se extiende a otros soportes y técnicas como son las acuarelas, los grabados, los dibujos, entre otros. Pero lo que sí es propio de Javier es el manejo de una estética reconocible a simple vista por cualquier observador cauteloso: combina perfectamente el universo de la figuración con el de la abstracción. Sus obras explotan en colores e imágenes superpuestas a modo de transparencias generando un juego, una vibración sensible que hace que lo más literal se transforme en una experiencia “borrosa” donde hay que hacer foto -literalmente- para encontrar la imagen entre los varios ecos que la rodean.

 

Los dibujos de la serie Los Mares del Cielo, trabajados íntegramente en grafito y lápices de colores, se inspiran en las formas y figuras que describe el cielo en su reflejo en el mar y viceversa. Las variantes podrían ser infinitas: cielo nublado, noche de estrellas, mar agitado, la calma plena, el viento que se manifiesta en las olas, el fondo del mar o del cielo mismo;  “El mar es visto desde el cielo como mapas y el cielo es visto desde el mar como mapa”, dice Javier Mazzeo.  La abstracción se hace presente en esta serie, se impone.

 

Pero también la presencia de los grabados, fruto de la relación del artista con objetos cotidianos de su ambiente de trabajo, de ocio, de la vida misma, completan la muestra aportando el recurso figurativo que actúa como contrapunto, no solo porque no son abstractas sino porque prima el color. Aquí los objetos dominan la escena y la paleta cromática reafirma el contraste entre las dos propuestas. Imágenes que laten, que nunca se presentan nítidas, frías, rígidas, estoicas sino que invitan a quien las mira a definir una y mil veces sus propios límites debido al constante desplazamiento de la imágen. Una figuración donde el reconocimiento del objeto es inmediato a prima facie pero el cierre, la compleción de la forma, requiere otro tipo de mirada.

 

Javier Mazzeo nos presenta una obra con cielos y mares abstractos pero que aun así logramos verlos representados, y al mismo tiempo otro grupo de obras parten de la absoluta figuración para luego de unos instantes empezar a perder el foco e intentar buscar un punto de referencia que se mueve y nos desafía a seguirlo. Es el mismo procedimiento que Javier aplica en fotografía, grabados y cada una de las técnicas que maneja: se muestra, se desplaza y se oculta, obligándonos a adentrarnos en la obra para poder “verla” 

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